EL CAMINO MÁS LARGO
Sólo hay un lugar en el que todo mal desaparece: el fondo de mi corazón. Ahí reposa el Ser para siempre, eternamente puro, brillante, resplandeciente, inafectado, en perpetua serenidad. Ahí donde todo deseo, todo temor, toda culpa y todo pecado se desvanecen y el alma rebosa de júbilo. El alma se cura mediante la brisa fresca que surge del corazón. Esa brisa arrastra todo mal, todo pecado, y lo eleva hacia los reinos celestiales que rodean la plenitud de ser uno mismo.
Sencillamente, todo es un juego. El que sufre no sabe esto. Hay una justicia implacable de la que nadie escapa, al igual que hay un amor tan inconmensurable que da cabida a toda criatura del Universo. Sin darme cuenta estoy continuamente flotando en la dicha, y en mi gran ignorancia trato de obtener minucias de esa felicidad que siempre está ahí, y que sólo tengo que mirarla, prestarle un poco de atención, para sentirla. Trato de obtener felicidad de la forma más ineficaz que hay, porque aún no he descubierto que soy la felicidad misma. Pues en cuanto alguien descubre un atajo para ir a un sitio, ya nunca más vuelve a tomar el camino más largo.
Sencillamente, todo es un juego. El que sufre no sabe esto. Hay una justicia implacable de la que nadie escapa, al igual que hay un amor tan inconmensurable que da cabida a toda criatura del Universo. Sin darme cuenta estoy continuamente flotando en la dicha, y en mi gran ignorancia trato de obtener minucias de esa felicidad que siempre está ahí, y que sólo tengo que mirarla, prestarle un poco de atención, para sentirla. Trato de obtener felicidad de la forma más ineficaz que hay, porque aún no he descubierto que soy la felicidad misma. Pues en cuanto alguien descubre un atajo para ir a un sitio, ya nunca más vuelve a tomar el camino más largo.
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